Luego de aparecer como la villana principal de Ant-Man and the Wasp (2018), Ava Starr, también conocida como Ghost, dejó muchas preguntas sin respuesta. Interpretada por Hannah John-Kamen, esta figura atormentada por una condición cuántica que la hacía desvanecerse y reaparecer constantemente, representaba algo poco común dentro del Universo Cinematográfico de Marvel: una antagonista que no buscaba poder o venganza, sino alivio. Su historia terminó de forma ambigua, dejando al público con la duda sobre su destino y si volvería a formar parte del UCM. Con Thunderbolts*, esa incógnita por fin encuentra respuesta.
El regreso de Ghost como una de los integrantes de los Thunderbolts* no es simplemente un cameo o un reciclaje de personaje: es una reinvención. Ava ya no es la fugitiva desesperada que conocimos, sino una agente peligrosa, más letal, precisa y enfocada. Su transición de víctima a fuerza de combate abre una nueva etapa para el personaje, más alineada con los tonos oscuros y moralmente grises que definen al equipo de los Thunderbolts. En este artículo exploraremos a fondo a Ghost: sus orígenes, sus habilidades, los traumas que definieron su pasado y el papel que podría desempeñar dentro del equipo de inadaptados más impredecible del UCM.
Origen del Fantasma en el universo de Marvel Cómics
A diferencia de otros villanos o antihéroes, en los cómics la identidad civil de el Fantasma nunca ha sido confirmada, y todo lo que se sabe proviene de retazos de historia que él mismo ha compartido, en parte verdaderos, en parte probablemente manipulados. Según su propio relato, alguna vez fue un brillante ingeniero informático que terminó siendo víctima de la codicia de una gran corporación. Esa traición lo empujó a una cruzada personal contra el capitalismo corporativo, lo que lo convirtió en un saboteador clandestino que opera en las sombras.
Su historia comienza en una empresa tecnológica llamada Omnisapiente, donde su talento lo llevó rápidamente a desarrollar una tecnología revolucionaria: un procesador capaz de modificar su estructura física para volverse intangible. Este avance disparó el valor de la empresa en bolsa, pero también marcó el inicio del descenso del joven ingeniero hacia la oscuridad. Manipulado por la junta directiva a través de una relación cuidadosamente diseñada para controlarlo emocionalmente, descubrió demasiado tarde que todo había sido una farsa. La muerte de su amante, asesinada por extorsionar a la compañía, lo quebró por completo.
En un intento por entender lo incomprensible, fusionó su cuerpo con su tecnología, convirtiéndose en un ente que podía integrarse a las redes digitales y procesar información más allá de la comprensión humana. Así nació el Fantasma: una figura intangible, obsesiva y decidida a erradicar los sistemas que lo destruyeron. Sus ataques selectivos contra compañías de vigilancia y tecnología lo posicionaron como un anarquista imparable que a veces vendía sus habilidades, solo para traicionar a quienes buscaban utilizarlo.
Con la incorporación de Hannah John-Kamen en Thunderbolts*, el legado del Fantasma en los cómics encuentra un nuevo eco en el cine. Esta versión no solo adopta el poder de la intangibilidad, sino que también refleja el trauma y la paranoia que definen al personaje original. Y si algo nos ha demostrado Hannah John-Kamen en Thunderbolts*, es que Ghost no es simplemente un espectro del pasado, sino una fuerza con intenciones muy concretas en el presente.
Poderes y habilidades del Fantasma en Marvel
La habilidad más icónica de el Fantasma proviene de su “tecnología fantasma”, un sistema que le permite volverse invisible o intangible a voluntad, aunque nunca ambas cosas a la vez. Además, cualquier objeto que el Fantasma toque puede compartir su intangibilidad, lo que le permite transportar armas o dispositivos a través de muros y defensas.
Más allá de sus habilidades físicas, su traje de batalla está cargado con tecnología de última generación. Entre sus dispositivos más temidos se encuentra un sistema capaz de infiltrarse y reprogramar redes electrónicas, cortar señales, sabotear equipos e incluso interceptar transmisiones en tiempo real. A esto se suma un arsenal de armas diseñadas por él mismo: rayos eléctricos, explosivos de precisión, bombas de activación sonora y granadas de seguimiento hacen parte de su repertorio habitual. Sin embargo, rara vez se lanza a un combate directo; prefiere acechar, manipular y atacar desde las sombras.
La versión de Hannah John-Kamen en Thunderbolts* toma muchos de estos elementos y los adapta a un estilo más cinematográfico, manteniendo su esencia de saboteadora letal. Su enfoque táctico y su resistencia física al usar la tecnología de intangibilidad recuerdan al personaje de los cómics, pero también permiten una nueva interpretación más humana y emocional. No sería de extrañar que Hannah John-Kamen en Thunderbolts* termine revelando nuevas habilidades que aún no hemos visto, pero que encajan perfectamente con el legado impredecible del Fantasma.
El Fantasma ya había aparecido en Ant-Man y la Avispa de 2018
En Ant-Man y la Avispa (2018) conocimos por primera vez a Ava Starr, una joven que tuvo que lidiar con un accidente que mató a sus padres y la dejó en un estado molecular inestable, condenada a un dolor constante. Ghost, como fue bautizada por S.H.I.E.L.D., no era malvada en el sentido tradicional: su motivación principal era sobrevivir.
Manipulada por agentes externos y con la ayuda de Bill Foster, su figura paterna adoptiva, Ava buscaba desesperadamente una forma de curarse. La resolución de la película trajo un respiro momentáneo. Janet Van Dyne, recién liberada del Reino Cuántico, usó parte de su energía para estabilizar el cuerpo de Ava. Sin embargo, la paz fue efímera: Ghost desapareció junto a Bill, convertida en una fugitiva. Desde entonces, no se volvió a saber de ella… hasta ahora. El regreso de Hannah John-Kamen en Thunderbolts* marca un punto de inflexión: la chica atormentada ha dado paso a una luchadora fría y silenciosa, curtida por años de soledad y persecución.
En Thunderbolts*, Ava Starr es notoriamente uno de los pilares de este equipo de marginados. Pero lo que más llama la atención es su transformación personal: Hannah John-Kamen en Thunderbolts ya no es la víctima de una maldición cuántica, sino una mujer peligrosa y decidida. Su nueva actitud, su traje renovado y su ausencia de vínculos la convierten en alguien impredecible; una nueva fase para un personaje que merece evolucionar.
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