La secuela de Joker, titulada Joker: Folie à Deux, ha tenido un comienzo tumultuoso en su carrera cinematográfica, enfrentando un fuerte rechazo tanto por parte de la crítica como de los fans. Aunque la primera película, dirigida por Todd Phillips y estrenada en 2019, fue aclamada por su innovador enfoque en el personaje del archienemigo de Batman, el éxito comercial y de crítica que alcanzó dejó grandes expectativas para su secuela. Joaquin Phoenix, quien ganó un Oscar por su interpretación de Arthur Fleck, se unió de nuevo a Phillips, y la idea de explorar el mundo de Joker a través de un musical junto a Lady Gaga como Harley Quinn parecía, a priori, una propuesta intrigante.
Sin embargo, el resultado ha sido desastroso. Joker 2 ha sido calificada como un fracaso de taquilla, recaudando apenas 192 millones de dólares en su primer mes, una cifra alarmantemente inferior a la de su predecesora en el mismo período. Lo que hace que esta situación sea aún más catastrófica es el astronómico costo de producción, que supera tres veces el presupuesto de la película original. La mezcla de expectativas desbordadas y un giro de género inesperado ha llevado a muchos a cuestionar la viabilidad de esta secuela, lo que plantea la pregunta: ¿Cuáles fueron los errores que llevaron a Joker 2 a este punto crítico? Eso lo descubriremos en el siguiente artículo.
Desconexión del argumento y narrativa que dejaba “Joker” (2019)
Una de las críticas más incisivas hacia Joker: Folie à Deux es su desconexión del argumento y la narrativa que definieron a su predecesora, Joker (2019). La primera película, dirigida por Todd Phillips, se cimentó en una exploración profunda del desamparo y la soledad de Arthur Fleck, reflejando una lucha contra un sistema que no atendía las necesidades de sus ciudadanos. Con este enfoque, Joker logró una narrativa poderosa que resonó con la audiencia, utilizando el contexto del universo de DC como telón de fondo para un relato que hablaba de la desesperación.
Sin embargo, Joker: Folie à Deux parece haberse desviado drásticamente de esa senda. La secuela opta por un tono musical que no solo resulta innecesario, sino que se siente rebuscado. Phillips decidió abandonar los temas de la primera película en favor de una narrativa centrada en la duplicidad del protagonista, lo que resulta en una repetición incesante de su propio enunciado, desprovista de la complejidad que caracterizaba al Joker original.
Desde la presentación de su propuesta —que incluye dibujos literales— hasta la ejecución de la trama, la película parece ser un intento desesperado de rellenar agujeros de guion, dejando atrás su mensaje principal para presentar un contexto vacío. Este cambio abrupto no solo despoja a la historia de su esencia, sino que convierte Joker: Folie à Deux en un largometraje que no logra desarrollar eventos significativos.
Desaprovechar a un personaje importante como Harley Quinn
También podemos sumar al cúmulo de críticas el desaprovechamiento de Harley Quinn, interpretada por Lady Gaga. La relación de Harley con el Joker ha sido retratada como tóxica y compleja en múltiples adaptaciones, desde la interpretación de Margot Robbie en películas como Escuadrón suicida (2016) y Aves de presa (2020) hasta la serie animada de Max, donde Kaley Cuoco le da voz.
Lastimosamente, en Joker: Folie à Deux, la dinámica entre Arthur Fleck y Harley es notablemente diferente. Aunque la película nos muestra a Harley como una figura que entra en la vida de Arthur, su papel resulta ser intrascendente y carente de la química y la profundidad que caracterizan su relación en los cómics y otras adaptaciones. Aquí, la relación que se establece entre ellos simplemente no tiene sustancia, y se siente más como un mero accesorio en lugar de un componente vital de la historia.
A pesar de contar con una actriz del calibre de Lady Gaga, quien ya ha demostrado su habilidad actoral en proyectos como Ha nacido una estrella (2018), la Harley Quinn de esta secuela se siente difusa y poco desarrollada. El personaje no aporta nada significativo al resultado final de la trama; su presencia parece más un intento de capitalizar la popularidad de Harley que un esfuerzo por enriquecer la narrativa.
La película omite no solo el origen del personaje, sino también sus virtudes y defectos, lo que lleva a un tratamiento superficial que desmerece su relevancia. En lugar de ofrecer una representación poderosa de Harley Quinn, Joker: Folie à Deux la reduce a un mero cameo, desaprovechando una oportunidad valiosa para explorar una de las villanas más queridas e interesantes del universo de DC.
¿El Joker no es realmente el Joker?
El desenlace de Joker: Folie à Deux se presenta como la cereza del pastel de una película que ya adolece de múltiples problemas narrativos. En un giro sombrío y cruel, Arthur Fleck es apuñalado en prisión y muere ante nuestros ojos, solo y despojado de cualquier conexión emocional. A lo largo de su vida, Arthur ha buscado amor y reconocimiento, pero al final, se encuentra completamente solo. Este final sirve como un ajuste de cuentas con la audiencia, donde Todd Phillips parece querer desmitificar al Joker y mostrar que no hay motivos para admirar a un personaje que ha caído en la locura.
Sin embargo, lo que resulta aún más perturbador es la insinuación de que la historia que hemos estado siguiendo podría no ser la del Joker que conocemos. Arthur muere apuñalado por un compañero de prisión, el cual comienza a reír de una manera extrañamente familiar y utiliza el mismo cuchillo que le quitó la vida a Arthur para hacer una cicatriz en su boca. Esta insinuación plantea la intrigante posibilidad de que Arthur no sea el verdadero Joker, sino más bien un hombre que inspira a la figura que finalmente se convertirá en el Joker que todos conocemos.
Aunque la idea de que Arthur crea al Joker, pero no lo encarne, podría haber sido una exploración fascinante de la psicología del personaje, la ejecución es simplemente espantosa. Este final deja una sensación de vacío, haciendo que toda la experiencia anterior parezca inútil. No solo Arthur es asesinado, sino que el espectador queda sin vislumbres de la verdadera figura del Joker, resultando en una escena que, lejos de ser macabramente cautivadora, se siente aburrida y penosa. La falta de resolución o profundización en el desarrollo del personaje desdibuja el impacto emocional que la historia podría haber tenido, dejando a la audiencia con más preguntas que respuestas.